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Libro de Tobías

Paul Troger - Healing of Old Tobit - WGA23072

Datos básicos
Autor Desconocido
Fecha Siglo VII a.C.
Idioma Arameo
Abreviatura Tob
Números
Capítulos 14
Nombre
Hebreo טוביה
Latín Liber Thobis
Más datos
Testamento Antiguo Testamento
Sección Sapienciales
Eventos Importantes Destierro a Asiria
Caída de Nínive
Personas Importantes Rafael
Sara
Tobit
Asmodeo

El Libro de Tobías es un libro judío incluido en la Biblia Griega de los LXX, llamada Septuaginta. Comúnmente aceptado como parte del canon de los escritos bíblicos por las comunidades judías de la Diáspora, por todas las Iglesias Ortodoxas y también por la Iglesia Católica. Ha sido rechazado como parte del canon por los judíos rabínicos jerosolimitanos y los protestantes.

Autor[]

No sabemos nada acerca del autor de Tobit; apenas que se trataba de un judío versado en historia y teología y que posiblemente haya vivido en tiempos de la Diáspora.[1]

Es probable que el anciano Tobit escribió parte de la obra original en la que utiliza la primera persona del singular (1:1-3:6) en todos los textos, excepto en la Vulgata y el arameo. Como toda la narración es histórica, esta parte es probablemente autobiográfica. Después de revelar su naturaleza angélica, Rafael ordenó a padre e hijo que contaran todas las maravillas que Dios había hecho con ellos y que escribieran en un libro todos los incidentes de su estancia con ellos.

Si aceptamos la historia como una narrativa de la realidad, naturalmente concluimos que fue escrita originalmente durante el exilio a Babilonia, en la primera parte del siglo VII a. C. y que todos los capítulos, excepto el último, fueron obra del anciano Tobit y del joven Tobías.[2]

Fecha[]

La fecha y el lugar de composición son dudosos: algunos afirman que fue escrito en Egipto entre los siglos IV y III a. C.,mientras que algunos autores se inclinan por el siglo II a. C. o aun comienzos del siglo I a. C., en Palestina.

Casi todos los estudiosos protestantes consideran el libro post-exílico. Ewald lo asigna a 350 a.C. Y Ilgen, la mayor parte al 280 a. C.

Idioma[]

Su idioma original, como el de todos los libros de este período, parece ser, según el análisis de la mayoría de los expertos, el arameo. Posteriormente habría sido traducido al hebreo y al griego, aunque es posible un original hebreo.

Versiones[]

Se conservan dos textos de versión griega: el del Alexandrinus en el Vaticano y el del Sinaiticus. Este último fue la base usada para las traducciones latinas a partir de la Vetus latina. En Qumram se han encontrado fragmentos del libro en arameo e incluso en hebreo que apoyan la versión del Sinaiticus. Otros textos en hebreo o arameo que se han encontrado parecen más bien ser traducción del griego.

Las versiones más antiguas conocidas del libro de Tobit son varios fragmentos en arameo (4Q196 a 4Q199) y uno hebreo (4Q200) que fueron encontrados entre los Manuscritos del Mar Muerto. Las versiones o traducciones griegas no han transmitido de modo uniforme el texto. Entre los códices hay dos formas, con frecuencia bastante diferentes, por una parte, el Vaticano y el Alejandrino, por otra el Sinaítico. Los primeros dan una versión breve; el Sinaítico, una más larga, con la cual coinciden los fragmentos arameos y hebreo y que se considera actualmente la más cercana al texto original.

La Vulgata latina depende de las versiones griegas y de la Vetus Latina, aunque se sabe que San Jerónimo dispuso para su traducción de un manuscrito arameo, hoy perdido. La Vetus Latina ofrece un texto muy afín al Sinaítico. Algunos manuscritos tienen interpolaciones gnósticas, que están presentes en la Vulgata Clementina del siglo XVII y en versiones modernas dependientes de ella.

Se conservan también manuscritos siríacos y una versión aramea tardía. San Jerónimo aunque de mala gana tradujo el texto al latín a partir de uno en arameo que a su vez le fue traducido al hebreo, según él mismo cuenta.

Contenido[]

El cronista bíblico parece haberse inspirado en el Génesis para escribir su libro; como en aquél, la intención no es hacer un prolijo examen cronológico, historiográfico o documental sino enseñar teología. En este sentido, Tobit se encuentra estrechamente emparentado con Judit y Ester.

La literatura de este libro es sapiencial: su enseñanza teológica es concreta, inmediata y de uso diario. No se pierde en áridas disquisiciones teóricas sino que pretende que los conocimientos transmitidos se apliquen aquí y ahora. Tal vez, como analizan algunos estudiosos, el libro de Tobit, junto a los inmediatos de Judit, Ester y Job, representan un tipo de género intermedio de libros narrativos realmente no históricos, sino más bien sapienciales, entre los otros libros que suelen ser tenidos por históricos reales y aquellos que de hecho son simplemente libros sapienciales.

El Libro de Tobit analiza la presencia de Dios en las relaciones familiares, expresadas en el acompañamiento que el arcángel Rafael hace a Tobías, un joven lleno de fe que va a buscar esposa y finalmente se casa con ella tras sortear enormes dificultades con la ayuda del ángel enviado por Dios.[1]

La historia se divide naturalmente en dos partes:

  • La fidelidad de Tobit y de Sara al Señor (1:1-3:25).
    • La fidelidad de Tobit (1:6), antes (1,1-10) y durante el cautiverio (1:11-3:6) mostrada por sus actos de misericordia hacia sus compañeros de cautiverio (1:11-17) y, especialmente, hacia los muertos(1:18-25), actos que dieron lugar a su ceguera (2:1-18), las burlas de su mujer (2:19-23), y el recurso de Tobit a Dios en oración (3:1-6).
    • La fidelidad de Sara, hija de Ragüel y Edna (3:7-23). El mismo día en que Tobit en Nínive fue insultado por su esposa y se volvió a Dios,Sara en Ecbataná fue insultada por su doncella como la asesina de siete maridos (3:7-10), y se volvió hacia Dios en oración (3:11-23). Las oraciones de ambos fueron oídas (3,24-25).
  • La respuesta del Señor hacia Tobías y Sara a través del ministerio del arcángel Rafael (4:1-12:22).
    • Rafael cuida del joven Tobías en su viaje a Gabael en Ragués de Media para obtener los diez talentos de plata dejados en depósito por su padre (4:1-9:12). El joven sale, después largas instrucciones de su padre (4:1-23); Rafael se une a él como guía (5:1-28); mientras Tobías se bañaba en el río Tigris fue atacado por un pez grande, lo atrapa y, por consejo de Rafael, guarda la hiel, el corazón y el hígado (6:1-22); luego pasan por Ecbataná y se detienen en la casa de Ragüel. Tobías pide a Sara por su esposa y la recibe (7,1-20); por la continencia y el exorcismo y el olor de la quema del hígado del pez y la ayuda de Rafael, vence al demonio Asmodeo que había matado a los siete prometidos de Sara (8:1-24); Rafael recibe el dinero de Gabael en Ragués, y lo trae a Ecbataná a la celebración del matrimonio del joven Tobías (9:1-12).
    • Rafael cura la ceguera del anciano Tobías, al regreso de su hijo, y manifiesta la verdad de que él es un ángel (10:2-12:31). El himno de acción de gracias de Tobit y la posterior historia de ambos, padre e hijo (13:1-14:7).

Aspectos religiosos[]

Evidentemente, el propósito principal del libro es demostrar que Dios es fiel a los que le son fieles a Él. Neubauer (op. cit., p. XVI) dice que el enterramiento de los muertos es la lección principal; pero la lección de dar limosnas es más prominente. Ewald, "Gesch. Des Volkes Israel", IV, 233, establece la fidelidad al código mosaico como la corriente principal del autor, que escribe para judíos de la Diáspora, pero el libro está dirigido a todos los judíos, y claramente les inculca muchas lecciones secundarias y una que es fundamental para el resto: Dios es fiel a los que son fieles a Él.[2]

El sentido del libro es demostrar que Tobit recibe la clemencia de Dios porque es un leal servidor de Él; siempre ayuda a los demás judíos y ejercita una solidaridad y una caridad notables. Su fe es evidente y su vida moral es intachable, por lo que camina siempre en la senda del temor de Dios y de la piedad religiosa. Sin embargo, como a Job, las acechanzas del demonio lo ponen en medio de un sufrimiento injusto, al igual que Sara, que pierde a sus amados esposos sin haber hecho nada para merecerlo. Tobit y Sara son tratados de la misma manera: la gente se burla de ellos (2:14; 3:8) y ambos consideran que sería mejor morir que soportar su tormento (3:7-15).

Plantea el problema de por qué muchas veces el justo sufre. Muchos analistas consideran que el libro de Tobit además de preguntarse si la virtud será recompensada, dice que no basta esa virtud para explicar el beneficio; en realidad, los designios de Dios son desconocidos para los humanos y es la fidelidad, la persistencia de la piedad de los protagonistas a pesar de las desgracias que sufren, lo que conduce al premio, que solamente se recibe cuando Dios lo dispone. Los protagonistas no relajan su moral o su virtud una vez que han recibido su premio; antes bien, se mantienen fieles a Dios, siguen siendo los mismos judíos piadosos que eran antes de la intervención del Maligno.

Dios, en Tobit, es más cercano y comprensible que en otros libros del Antiguo Testamento, se preocupa por los problemas de cada uno de sus adoradores y los resuelve planificadamente. Se interesa por el hombre y sus problemas, utilizando a un instrumento fiel y efectivo en la persona del arcángel Rafael para lograr sus fines. Sin embargo, la función de Dios no es suprimir el mal en la vida de los hombres: si tal hiciera, suprimiría también el libre albedrío, factor crítico del plan divino. Lo que Dios hace es intervenir para corregir las desviaciones introducidas por el Demonio, y siempre lo hace por caminos tortuosos y poco evidentes.

Hábilmente entremezclados con la narración dramática, el autor de Tobit presenta dos conceptos que son novedosos en la Biblia o que aclaran y precisan conceptos tratados en forma más somera en libros anteriores:

  • Ángeles buenos y malos. Los buenos son herramientas de Dios. Los malos también, porque se requieren de la intervención del Señor para corregir sus maldades. Además, y por primera vez, se presentan como el medio que el Creador utiliza para permitir al hombre ejercer su libertad.
  • Concepto del matrimonio. En Tobit el matrimonio, además de institución familiar en la cual intervienen los suegros, ante quienes se formaliza el compromiso, pasa a tener además un carácter de compromiso de la pareja con Dios, visión que para algunos es cuasisacramental y anticipo de la que se desarrollará plenamente con el Cristianismo, según la visión de la Iglesia Católica. El compromiso de Tobit y Sara, sin embargo, no se contrae ante un sacerdote, sino que lo hace la pareja en su habitación. No van simplemente a tener una relación sexual para satisfacer un deseo, sino que hay una clara y sincera intención: seguir juntos, hasta la vejez si Dios lo concede (8:7 [9]). Esta intención es cambiada en algunas versiones por una interpolación "sed sola posteritatis dilectione" que pretendía que la relación de pareja solamente se justificaba para tener hijos, pero los expertos han descartado que ese punto de vista provenga del texto original, ya que no se encuentra en los manuscritos más antiguos.

El libro de Tobit aporta el concepto de matrimonio como sacramento religioso y el del libre albedrío como dosis de libertad imprescindible para que el hombre se eleve hacia Dios. Está ausente el nacionalismo o racismo, pues afirma que en la Nueva Jerusalén serán convocados todos los pueblos y ofrece una visión primitiva del Mesías por venir, especialmente en el canto del capítulo 13.[1]

Estatus en el canon[]

En el Judaísmo[]

El Libro de Tobías es deuterocanónico, es decir, no figura en el Canon de Palestina, sino en el de Alejandría. Su lugar en la Versión de los Setenta evidencia que los judíos de la Diáspora aceptaban el libro como Escritura canónica. La reverencia que los judíos de Palestina sentían por el libro de Tobías como un libro sagrado se puede argumentar por la existencia de la traducción aramea utilizado por San Jerónimo y publicada por Neubauer, como también por las cuatro traducciones hebreas existentes. Entonces, la mayoría de estas versiones semitas fueron encontradas como Midrás, o haggada, del Pentateuco.

En el Cristianismo[]

A pesar del rechazo de Tobías del canon protestante, su lugar en el canon cristiano de la Sagrada Escritura es indudable. La Iglesia Católica siempre lo ha estimado como inspirado.

  • San Policarpo (117), en "Ad Philippenses" X,insta a la limosna y cita Tobías 4:10 y 12:9, como autoridad para su insistencia.
  • Deutero-Clemente (150), en "Ad Corinthios" XVI, tiene alabanzas a la limosna que son un eco de Tobit 12:8-9.
  • San Clemente de Alejandría (190-210), en "Stromata", VI, 12 (PG, IX, 324),cita como las palabras de la Sagrada Escritura "El ayuno es bueno con la oración" (Tob. 12:9); y en "Stromata", I, 21, II, 23 (P.G., VIII, 853, 1089): "No hagas a otro lo que tú odias." (Tob. 4:16).
  • Orígenes (c. 230) cita como Escritura a Tob. 3:24 y 12:15, en "De oratione", II;Tob. 2:1, en sec. 14; Tob. 12:12 en sec. 31 y en una carta a Julio Africano le explica que, aunque los hebreos no usan el Libro de Tobías, aún así la Iglesia sí lo usa.
  • San Atanasio (350) cita a Tob. 12:7 y 4:19 con la frase distintiva "como está escrito" en "Apol. contra arrianos", II, y "Apol. ad Imper. Constantium".
  • En la Iglesia Latina, San Cipriano (c. 248) a menudo se refiere a Tobías como de autoridad divina justo como se refiere a los otros libros de la Biblia.
  • San Ambrosio (c. 370) escribió un libro titulado "De Tobia" contra la usura y lo introdujo con una referencia a la obra bíblica de ese nombre como un libro profético.
  • Sin embargo, en toda la Iglesia Latina la pertenencia de Tobías al canon es clara por su presencia en la Versión Latina Antigua, el texto auténtico de la Escritura para la Iglesia Latina desde cerca de 150 hasta la Vulgata de San Jerónimo.
  • El uso canónico de Tobías en esa parte de la Iglesia Bizantina cuyo lenguaje era el siríaco se ve en los escritos de San Efrén (c. 362) y de San Arquelao (c. 278).
  • Todas las primeras listas canónicas contienen el Libro de Tobías; son las del Concilio de Hipona (393), los Concilios de Cartago (397 y 419), Papa San Inocencio I (405) y San Agustín (397).
  • Por otra parte, los grandes manuscritos de los siglos IV y V de los Setenta son prueba de que no sólo los judíos, sino también los cristianos usaban a Tobías como canónico.
  • Para los católicos la cuestión sobre el estatus en el canon de Tobías quedó infaliblemente establecida por las decisiones del Concilio de Trento y del Concilio Vaticano.

Contra la pertenencia al canon del Libro de Tobías se han presentado varias objeciones bastante triviales, que a primera vista parecerían impugnar la inspiración del relato.

  • Rafael dijo una falsedad cuando dijo que era "Azarías el hijo del gran Ananías" (5:13). No hay ninguna falsedad en eso. El ángel estaba justo en la apariencia que dijo. Además, Azaryah significa "el sanador de Yah" y por Ananyah, "la bondad de Yah". En este caso él sólo le dijo al joven Tobías que él era el ayudante de Dios y el hijo de la gran bondad de Dios; en esto no hubo falsedad.
  • Una segunda objeción es que la angelología de Tobías está tomada de la del Avesta ya sea directamente, por la influencia iraní, o indirectamente por la incursión del folklore siríaco o griego. Pues Rafael dice: "Soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presentes y tienen entrada a la gloria del Señor" (12:15). Estos siete son los Amesha Spentas del zoroastrismo. La respuesta es que la lectura siete es dudosa; es en Aleph, AB, Latín Antiguo y Vulgata; no aparece en el texto cursivo griego, siríaco y HM. Sin embargo, admitiendo la lectura de la Vulgata, los Amesha Spentas se infiltraron en la religión avéstica a partir de los siete ángeles de la revelación hebraísta y no viceversa. Además, no hay siete Amesha Spentas en la angelología del Avesta, sino sólo seis, y están subordinados a Ahura Mazda, el primer principio del bien. Es cierto que a veces se les agrupa con los seis espíritus inferiores como siete Amesha Spentas; pero en esta agrupación no tenemos de ningún modo siete ángeles ante la deidad.

En el Protestanismo[]

La crítica destructiva que, entre los protestantes, se ha esforzado por acabar con los libros canónicos del Antiguo Testamento naturalmente no ha respetado aquellos libros que los críticos llaman apócrifos. El Libro de Tobías es para ellos no más que el Testamento de Job, el Libro de los Jubileos y la historia de Ajicar. Desde el punto de vista de la crítica histórica ha de estar agrupado con esos tres apócrifos (J.T. Marshall, Director del Colegio Bautista, Manchester, en el "Hastings Dict. de la Biblia", sv).

Simrock en "Der gute Gerhard und die dankbaren Todten morir" (Bonn, 1858) reduce la historia al tema folklórico de la gratitud de los espíritus difuntos; el hilado se prolonga de este hilo delgado de la fantasía de que las almas de los muertos, cuyos restos Tobías enterraba, no se olvidaban de su benevolencia.

Erbt (Encycl. Biblica, sv) encuentra rastros de una leyenda iraní en el nombre del demonio Asmodeo (Tob. 3:8), el cual es el Aeshma daeva persa, como también en el perro, "los persas le asignaban al perro un cierto poder sobre los malos espíritus." Y también: «la nación judía toma una leyenda extranjera, la sigue repitiendo hasta que penetra a una forma oral fija,para luego pasarla a algún escritor de historias que sea capaz de darle forma en un cuento doméstico edificante, capaz de proveer consuelo a muchas generaciones venideras."

Moulton, "The Iranian background of Tobit” (Expository Time,1900, p. 257), considera que el libro pertenece al folklore de Media, en el cual los elementos semitas e iraníes se encuentran.

Valor histórico[]

Hasta fines del siglo XIX los católicos nunca dudaron de la historicidad de Tobías. Estaba entre los libros históricos del Antiguo Testamento, los Padres siempre se habían referido tanto a Tobit como a Tobías y a los demás personajes de los relatos como a hechos y no a fantasías. Las historias de la limosna, el entierro de los muertos, la aparición de ángeles, el exorcismo, el matrimonio de Sara con el joven Tobías, la sanación del anciano Tobías; todos estos incidentes eran dados por sentado como una narración de hechos y nunca hubo un intento de compararlos a los cuentos de "Las mil y una noches" ni a las "Fábulas de Esopo".

Jahn da las objeciones comunes a la historicidad de Tobías, y sugiere que, o bien toda la composición es una parábola para enseñar que las oraciones de los justos son escuchadas o a lo sumo el bosquejo principal es una narración de hechos. Movers afirmó que Tobías es una ficción poética. Cosquin trata de mostrar que el escritor sagrado de Tobías tuvo ante sus ojos una forma de la historia de Ajicar y la trabajó bastante libremente como un vehículo para llevar el pensamiento inspirado de la moral que él desea transmitir a sus lectores. Barry dice: "Su relación con otras historias, como El Muerto Agradecido y la historia de Ajicar, se ha utilizado en la ilustración de la naturaleza romántica que le atribuyen los lectores modernos; así también, los nombres simbólicos de sus personajes, y los empréstitos, como dicen, de la mitología persa de Asmodeo,etc." Gigot explica detenidamente los argumentos en contra de la historicidad del libro y no intenta refutar el mismo.

Con estas y algunas otras excepciones, los exégetas católicos están de acuerdo en defender con claridad la historicidad de Tobías. Esta unanimidad entre los exégetas católicos está bastante en consonancia con la decisión de la Comisión Bíblica (23 de junio de 1905). Este Decreto le prohíbe a los católicos admitir que un libro de las Sagradas Escrituras, que en general ha sido considerado como histórico, es en todo o en parte no historia propiamente dicha, a menos que se pruebe con argumentos sólidos que el escritor sagrado no quiso escribir historia; y no podemos aceptar fácil o precipitadamente la solidez de los argumentos contra la historicidad de un libro histórico de la Biblia.

Ahora bien, los argumentos contra el valor histórico de Tobías no son del todo sólidos, sino que son meras conjeturas, que sería muy aventurado admitir. Vamos a examinar algunas de estas conjeturas.

  • La historia Ajicar no está en la Vulgata en absoluto. Como está en AB, Aleph y el Latín Antiguo, San Jerónimo, sin duda, lo sabía. ¿Por qué siguió el texto arameo para la exclusión de este episodio? Quizás lo consideró una interpolación, que no fue escrita por el autor inspirado. Aunque no hubiese sido una interpolación, no se ha probado que el episodio de Ajicar en Tobías sea una leyenda extraída de una fuente nocanónica.
  • La aparición angélica y todos los incidentes relacionados con ella ya no son más difíciles de explicar que las angelofanías de Génesis 18:19 y Hechos 12:6.
  • La demonología no es muy diferente a la del Nuevo Testamento. El nombre de "Asmodeo" no tiene que ser de origen iraní, pero sólo puede explicarse tan fácilmente como semita. La palabra aramea ashmeday es afín a la hebrea hàshmed, "destrucción". Y aunque sea una forma mutilada de algún antepasado iraní de la Aeshma daeva persa, ¿qué más natural que un nombre medo para un demonio cuya obsesión se llevó a cabo en suelo de Media? El asesinato de los siete maridos fue permitido por Dios en castigo a su lujuria (Vulg. 6,16); es el joven Tobías, no el escritor sagrado, quien sugiere que la lujuria del demonio es el motivo del asesinato de sus rivales. La atadura del demonio en el desierto del Alto Egipto, el punto más lejano del mundo entonces conocido (8:3), tiene el mismo significado figurativo que la atadura de Satanás por mil años (Ap 20:2).
  • La improbabilidad de las muchas coincidencias en el Libro de Tobías es una mera conjetura. La Divina Providencia puede haber ocasionado estas similitudes del incidente, con el fin utilizarlas en un libro inspirado. Ciertas dificultades históricas se deben a la condición muy imperfecta en que nos ha llegado el texto.
  • Fue Teglatfalasar III quien llevó a Neftalí (2 R 15:29) al cautiverio (734 a.C.) y no Salmanasar, como dice Tobías (1:2). Sin embargo, esta variante de la Vulgata, latín antiguo y arameo debe corregirse por el nombre Enemesar de AB y Aleph. Esta última interpretación sería equivalente a la transliteración hebrea del asirio kenum sar. Como el apelativo sar,"rey", puede preceder o seguir a un nombre personal, kenum sar es sar kenum, esto es Sargón (sarru-kenu II, 722 a. C.). Fácilmente puede ser que, doce años después de Teglatfalasar III, comenzó la deportación de los Israel fuera de Samaria, los exploradores de Sargón completaran la obra y derrotaran a algunas de las tribus de Neftali de sus fortalezas. Una solución similar debe darse a la dificultad de que se dice que Senaquerib fue el hijo de Salmanasar (1:18), mientras que él era el hijo de Sargón el usurpador. La variante de la Vulgata aquí, como en 1:2, debe ser la de AB y Aleph, a saber, Enemesar, y esto significa Sargón. En B, 14:15, se dice que Nínive había sido capturada por Asuero (Asoueros) y Nabucodonosor, lo cual es un error del escribano. Aleph lee que Akiakaro tomó Nínive y añade que "alabó a Dios por todo lo que había hecho contra los hijos de Nínive y Asiria". La palabra para Asiria es Athoureias, hebreo asshur, arameo ahur. Esta palabra en griego confundió al escribano al escribir Asueros para el nombre del rey, es decir, el rey medo Ciajares. Según Beroso, en su campaña contra Nínive, Ciajares hizo alianza con el rey babilónico Nabopalasar, el padre de Nabucodonosor; el escriba de B escribió el nombre del hijo por el del padre, puesto que él no conocía a Nabopalasar.
  • Ragués es un pueblo seléucida y de ahí el anacronismo. No del todo; es un antiguo pueblo de Media que los seléucidas restauraron.[2]

Referencias[]

  1. 1,0 1,1 1,2 Esta página utiliza contenido de Wikipedia (ver autores) con licencia Creative Commons.
  2. 2,0 2,1 2,2 Esta página utiliza contenido de la Tobías Enciclopedia Católica (ver autores) con licencia Creative Commons.
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