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Libro de Ester

Book of Esther IMG 1826

Datos básicos
Autor Mardoqueo o Esdras
Fecha 485-135 a. C.
Lugar Susa
Idioma Hebreo y Griego koiné
Abreviatura Est.
Números
Capítulos 16
Nombre
Hebreo רֵּתְסֶא תַליִגְמ
Más datos
Testamento Antiguo Testamento
Sección Historicos
Eventos Importantes Intento de Genocidio
Personas Importantes Ester
Mardoqueo
Amán

El Libro de Ester [1] es un antiguo libro hebreo y forma parte de Ketuvim, la tercera sección del Tanaj o Biblia hebraica. El texto original hebreo es universalmente considerado canónico.

Para el judaísmo, el mismo constituye un libro externo e independiente de la Torá. Para el cristianismo el mismo forma parte de los libros del Antiguo Testamento. A su vez, las adiciones posteriores en griego fueron aceptadas como deuterocanónicas por la Iglesia Católica, en tanto que los protestantes las excluyen de su Biblia.

Canonicidad[]

El Libro de Ester se conserva hasta hoy en dos formas sustancialmente distintas: un texto en hebreo, la forma más breve, considerado por la mayoría de los investigadores como original, y un texto en griego koiné (también en dos formas bastante divergentes: la de la Septuaginta o Biblia de los Setenta, y la de Luciano de Antioquía), traducciones libres del hebreo que añaden a éste seis largas secciones consideradas deuterocanónicas.

La versión hebrea del Libro de Ester era aún discutida por los rabinos en el siglo I, pero finalmente tuvo gran aceptación entre los judíos y, más tarde, tampoco fue objetada por los protestantes.

Las adiciones griegas a la versión hebrea del Libro de Ester fueron puestas en tela de juicio por san Jerónimo quien, al traducir este libro, recogió las secciones en griego al final de su obra. Pero fueron finalmente admitidas como canónicas por el Concilio de Trento, junto con otros libros en idéntica situación, como el Libro de Tobías y el Libro de Judit.

En resumen, el libro es considerado universalmente canónico en su original hebreo, única versión aceptada por los judíos y los protestantes. Las adiciones posteriores en griego fueron aceptadas como deuterocanónicas por los cristianos católicos y ortodoxos, pero se consideraron apócrifas por los protestantes.

Tradicionalmente, los rollos que contienen el Libro de Ester presentan un solo rodillo o cilindro del lado izquierdo, a diferencia de la mayoría de los rollos de la Biblia tales como las copias manuscritas del Pentateuco (Torá) que tienen dos cilindros, uno de cada lado.

Estilo y organización[]

El Libro de Ester muestra considerable nacionalismo y emplea un lenguaje directo, poco dado a las metáforas. Al contrario que otros libros bíblicos, Ester no cita fuentes ni se ciñe estrictamente a la doctrina hebrea, incluyendo el concepto de Alianza ni a Dios como fuente esencial de la espiritualidad y de la vida religiosa del pueblo judío. De tal manera que, en él nunca aparece el nombre de Dios, caso extraordinario en un libro sagrado tanto para el judaísmo como para el cristianismo. Debido a ello, el judaísmo no lo incluye en el cuerpo principal de la Torá, sino que lo preserva pero como texto físicamente separado de la Ley mosaica. Existen sólo dos libros en la Biblia en donde este hecho se verifica: el Libro de Ester y el Cantar de los Cantares.

La historia de Ester es un drama, no en el sentido griego (lucha del hombre contra el destino) sino en el hebreo: una historia que muestra la providencia de Dios.

Autor[]

Se cree que los sucesos de Ester tuvieron lugar en los días en que el poderoso imperio persa estaba en su apogeo, y que abarcan unos 18 años del reinado de Asuero. Ese período, que se extiende hasta alrededor del 475 a. C., está indicado por testimonio de fuentes griegas, persas y babilonias.

Con toda probabilidad el escritor del Libro de Ester fue Mardoqueo, testigo ocular y uno de los principales protagonistas del relato: en efecto, la intimidad y los detalles pormenorizados del relato tienden a sugerir que los sucesos que tuvieron lugar en el palacio de Susa probablemente fueron parte de la vida del mencionado autor.[2]

Sólo hay conjeturas en cuanto a la autoría del Libro de Ester. El Talmud (Baba Bathra 15a) lo asigna a la Gran Sinagoga; Clemente de Alejandría lo adscribe a Mardoqueo; San Agustín sugiere que su autor fue Esdras.

Muchos, que notan la familiaridad del escritor con las costumbres e instituciones persas y con el carácter de Asuero, sostienen que fue contemporáneo de Mardoqueo, cuyas memorias habría utilizado. Pero un escritor en un período tardío pudo haber usado tales memorias y otros documentos contemporáneos que muestran ese conocimiento familiar. Y, aunque la ausencia en el texto de alusión a Jerusalén, parece llevar a la conclusión de que el libro fue escrito y publicado en Persia al final del reinado de Jerjes I (485-465 a. C.) o durante el reinado de su hijo Artajerjes I (465-425 a. C.), el texto parece ofrecer datos que se puede aducir con alguna razón a favor de una fecha tardía. Ellos son:

  • Una declaración implícita de que Susa había cesado de ser la capital de Persia, y una vaga descripción de la extensión del reino (1:1).
  • Una explicación de las costumbres persas que implica poca familiaridad con ellos de parte del lector (1:13-19;4:11; 8:8).
  • La actitud vengativa de los judíos hacia los gentiles, por quienes se sentían ofendidos, y con quienes no querían tener nada que ver (3:8 ss.).
  • Una dicción que muestra muchas palabras tardías, con una sintaxis deteriorada; referencias a los "macedonios" y al complot de Amán como un intento de transferir "el reino de los persas a los macedonios" (16:10-14).

Sobre la fuerza de estos pasajes, varios críticos modernos le han asignado a la autoría fechas tardías, como 135 a. C., 167 a. C., 238 a. C., el principio del siglo III a. C. o los primeros años del período griego que comenzó en 332 a. C. La mayoría acepta esta última opinión.[3]

Enseñanza religiosa[]

En términos religiosos, el Libro de Ester es más neutral que los demás libros históricos. Sin embargo, así como Judit intentaba probar la intervención de Dios en la victoria judía sobre Asiria, aquí Ester pretende imbuir en los guerreros la confianza en la victoria final del judaísmo gracias a la ayuda de Dios.

Utiliza permanentemente los mecanismos lógicos hebreos: si Dios ama al justo, el justo deberá finalmente triunfar sobre el impío. Además, la acción de Dios siempre opera conforme a su propia Ley.

Colofón de los libros históricos[]

A excepción del rey Asuero, ninguno de los personajes principales que aparecen en el libro, las reinas Vasti y Ester, Mardoqueo, y el ministro Amán, aparecen en ninguna fuente histórica conocida. Tampoco está documentado ninguno de los hechos que en él se narran, y sí sabemos por el contrario que el Imperio Persa era muy tolerantecon las prácticas religiosas de sus pueblos sometidos, la propia Biblia alaba en varias ocasiones al rey Ciro, y le sería extraño el exterminio de los judíos que Amán pretendía.

No resultan verosímiles, por último, las matanzas tan exageradamente elevadas del final, ni el buen humor con que el rey aprueba tan brutal masacre de sus súbditos persas, que, como muchos otros episodios del Antiguo Testamento, resulta bastante desagradable para la sensibilidad moderna. El razonamiento de los autores históricos judíos es el siguiente: algunos lectores echarán de menos los datos, fuentes y largas disquisiciones históricas. Otros, en cambio, meditarán sobre las causas y consecuencias de los hechos y buscarán sus motivos, al final de los cuales siempre está Dios. A ellos están destinados estos textos.

Ubicación[]

En la Biblia Católica, la ubicación del Libro de Ester varía según las versiones. Por ejemplo, en la Biblia de Jerusalén, y en Torres-Amat se ubica entre el Libro de Judit y 1 Macabeos mientras que en la Biblia Latinoamericana se sitúa entre el Libro de las Lamentaciones y el Libro de Tobías.[2]

Historicidad[]

Algunos de los críticos modernos que han fijado fechas tardías para la composición del libro niegan que tenga algún valor histórico cualquiera que sea, y declaran que es producto de la imaginación, escrito con el propósito de popularizar la festividad de Purim. En apoyo de su afirmación señalan en el texto lo que parecen ser improbabilidades históricas e intentan mostrar que la narrativa tiene todas las características de un romance, cuyos varios incidentes fueron arreglados diestramente para formar una serie de contrastes y para desarrollar un clímax.

Pero lo que parecen ser improbabilidades históricas son en muchos casos trivialidades. Aún críticos avanzados no están de acuerdo con aquellos que parecen ser muy serios. Mientras que algunos por ejemplo, consideran completamente improbable que Asuero y Amán fuesen ignorantes sobre la nacionalidad de Ester, quien estaba en comunicación frecuente con Mardoqueo, un judío muy conocido. Otros sostienen que era muy posible y probable que una mujer joven, que se conocía era judía, se tomara para ser parte del harén del rey persa, y que con la ayuda de un pariente, pudiese evitar la ruina de su pueblo que un alto oficial había tratado de realizar.

La aparente improbabilidad de otros pasajes puede ser suficiente, si no completamente, explicada para destruir la conclusión, sobre esta base, de que el libro no es histórico. En cuanto a los contrastes artísticos a los cuales se apela como evidencias de que el libro es obra de un mero novelista, se puede decir con Driver (op. cit.) que el hecho es más extraño que la ficción, y que es precaria una conclusión basada en tales apariencias.

Indudablemente hay un ejercicio de arte en la composición de la obra, pero no más de lo que puede usar cualquier historiador al acumular y organizar los incidentes de su historia. Una opinión más generalmente aceptada entre los críticos contemporáneos es que la obra es substancialmente histórica. Reconociendo la cercana familiaridad del autor con las costumbres e instituciones persas, sostienen que los elementos principales del libro le fueron provistos por la tradición, pero que, para satisfacer su gusto por el efecto dramático, introdujo detalles que no eran estrictamente históricos.

Pero la opinión de muchos católicos y algunos protestantes es que la obra es histórica en substancia y en detalle. Ellos basan sus conclusiones especialmente en lo siguiente:

  • La vivacidad y simplicidad de la narrativa.
  • Los detalles precisos y circunstanciales,como, particularmente, el nombrar personajes insignificantes, el señalar fechas y eventos.
  • La referencia a los anales de los persas.
  • La ausencia de anacronismos.
  • La concordancia de los nombres propios con el tiempo en el cual se sitúa la historia.
  • La confirmación de los detalles por medio de la historia y la arqueología.
  • La celebración de la festividad de Purim en conmemoración de la salvación de los judíos por Ester y Mardoqueo en el tiempo de los macabeos (2 Mac. 15:37), en el tiempo de Flavio Josefo (Antig. de los Judíos, XI, 6,13), y desde entonces.

La explicación que brindan algunos, en cuanto a que la historia de Ester ya existía y estaba asociada a un festival persa, es sólo una conjetura. Nadie ha tenido éxito en indicar los orígenes de la festividad mejor que la explicación que se encuentra en el Libro de Ester.[3]

Los que argumentan a favor de una lectura histórica de Ester comúnmente identifican Asuero con Artajerjes II que reinó desde el 405 al 359 a. C, aunque en el pasado se asumía a menudo que él era Jerjes I (486- 465 a. C.). El nombre hebreo Asuero probablemente deriva del persa Xšayārša que, en griego, es Jerjes.

El historiador griego Herodoto escribió que Jerjes buscó su harén después de haber sido derrotado en las Guerras Médicas. No hace referencia a los distintos miembros del harén a excepción de la reina consorte Amestris, cuyo padre, Ótanes, fue uno de los generales de Jerjes. Amestris a menudo se ha identificado con Vasti, pero esta identificación es problemática, ya que Amestris seguía siendo una figura poderosa bien entrado en el reinado de su hijo, Artajerjes I, mientras que Vasti es destronada en la primera parte del reinado de Asuero. Se han hecho intentos alternativos para identificarla con Ester, aunque fue una huérfana cuyo padre era un judío llamado Abihail.

En cuanto a la identidad de Mardoqueo, los nombres similares Marduka y Mardukù se han encontrado como el nombre de funcionarios de la corte persa en más de treinta textos de la época de Jerjes I y su padre de Darío, y pueden referirse a un máximo de cuatro personas, uno de los cuales podría ser Mardoqueo.

En la Septuaginta se traduce el nombre de Asuero como Artajerjes, un nombre griego derivado del persa Artaxšaθra. Josefo también relata que éste era el nombre con el que era conocido por los griegos y en el Midrash también se hace esta identificación. Bar-Hebraeus identificó Asuero explícitamente como Artajerjes II.

Sin embargo, los nombres no son necesariamente equivalentes: en hebreo hay una forma del nombre Artajerjes distinto de Asuero, y una tradución directa del griego de Asuero es utilizada por Josefo y la Septuaginta para las apariciones del nombre fuera del libro de Ester. En su lugar, el nombre hebreo Asuero concuerda con una inscripción que dice que Artajerjes II fue nombrado también Arsu, un acortamiento de Ašiyaršu en babilonio del Xšayārša persa, del cual se deriva del hebreo aašwērōš (Asuero). Deinon relató que Artajerjes II también fue llamado Oarses que también se entiende que se deriva de Xšayārša.

Otro punto de vista intenta identificarlo con Artajerjes I cuya concubina babilónica, Cosmartidene, era la madre de su hijo Darío II que reinó el 424- 405 a. C. La tradición judía relata que Ester fue la madre de un rey Darío, por lo que algunos tratan de identificar a Asuero con Artajerjes I y a Ester con Cosmartidene.

Basandosen en la opinión de que el Asuero del libro de Tobías es el mismo del Libro de Ester, algunos lo han identificado como un aliado de Nabucodonosor Ciaxares que gobernó en 625- 585 a. C.

Dependiendo de la interpretación de Ester 2:5-6, Mardoqueo o su bisabuelo Kish fue deportado con Jeconías por Nabucodonosor en el 597 a. C. La opinión de que era Mardoqueo sería coherente con la identificación de Asuero con Ciaxares. Las identificaciones con otros monarcas persas también se han sugerido.

Jacob Hoschander ha argumentado que las pruebas de la historicidad de Amán y su padre, Hamdata, se ve en Omanus y Anadatus mencionados por Estrabón como dioses con Anahita en la ciudad de Zela. Hoschander sostiene que estos no eran dioses, pero fueron adorados como mártires. En el Talmud se menciona la deificación de Amán y Josefo menciona que era adorado.[4]

Referencias[]

  1. En hebreo רֵּתְסֶא תַליִגְמ, Meguilat Ester "Rollo de Ester"
  2. 2,0 2,1 Libro de Ester
  3. 3,0 3,1 Ester
  4. Book of Esther
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